sábado, 1 de junio de 2024

Tú, epifanía de Mavelin Montes Aguilar

Había una vez una joven amable llamada Denisse que vivía en un pueblo apartado y pobre. Todos los días debía levantarse temprano para poder ir a la Gran Ciudad a estudiar. Vivir allí era demasiado costoso, así que Denisse tenía que viajar cuatro horas cada día de ida y vuelta.

Siendo una de las pocas jóvenes que no vivía en el internado, no tenía amigos y continuamente recibía miradas despectivas de sus compañeros, quienes consideraban que personas como ella ni siquiera deberían respirar el mismo aire. Sin embargo, Denisse no se inmutaba ante esas actitudes, pues siempre tenía en mente la misión que había ido a cumplir.

En el internado, todos los años, los jóvenes que estaban a punto de terminar debían viajar obligatoriamente. El destino de este viaje era desconocido para todos excepto para los directores. Había muchas especulaciones al respecto, pero nadie sabía realmente qué ocurría, ya que los que se graduaban nunca volvían a ser vistos. A pesar de la incertidumbre, todos esperaban con emoción ese día.

Finalmente, llegó el día del viaje para Denisse y sus compañeros. Era la primera vez que ella viajaba en el mismo medio de transporte que sus compañeros, y las burlas no se hicieron esperar. Ni siquiera le dejaron un puesto donde sentarse, ya que ocuparon intencionalmente los libres con sus bolsos. De no ser por Micael, un joven que había llegado unas semanas antes y que extrañamente había sido aceptado a pesar de que el año estaba a punto de terminar, Denisse habría tenido que quedarse de pie durante esas largas horas de viaje.

Ya era de noche cuando llegaron a su destino. Aunque estaba oscuro, el lugar, que parecía un castillo, estaba bien iluminado y era impresionante. El conductor, el único adulto que los había acompañado, les dijo que tenían total libertad para elegir sus compañeros de cuarto y luego se retiró a su dormitorio. Denisse fue directamente a escoger un cuarto, y Micael la acompañó. Desafortunadamente, en medio de la noche, Denisse se dio cuenta de cómo Micael intentaba sobrepasarse con ella. Después de darle un fuerte golpe para que la soltara, Denisse se marchó del castillo, prometiendo volver después.

La mañana llegó y con ella la sonrisa de cada alumno que ansiaba vivir las mejores vacaciones de su vida. Sin embargo, la sonrisa desapareció rápidamente cuando se dieron cuenta de que el castillo, que antes parecía majestuoso, ahora parecía tenebroso. Las puertas estaban completamente cerradas y el único adulto había desaparecido. En su lugar, lo único que brillaba era la silla frente a la puerta principal, donde Denisse estaba sentada, vestida completamente diferente, con una gran sonrisa dándoles la bienvenida. Su misión estaba a punto de ser completada. Después de todo, ella era la epifanía, bien resguardada.

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