He llevado días melancólico, todo
luego de un rompimiento, luchas internas entre la razón y el sentimiento.
Estaba como siempre lleno de melancolía durante el día, por lo cual entrada la
tarde me dispuse a ir a un lugar a ver si allá despejaba un poco la mente y
encontraba algo de compañía. De camino, abstraído, me pareció ver la figura de
ella en la lejanía, la de la dueña de mi melancolía; mi corazón se detuvo por
un instante, mi mirada y pensamiento tampoco pudieron de ello librarse, paso
todo por mi mente, sentí pánico y amor, luego nada más percibí que todo era una
ilusión, todo era obra del fantasma que atormenta mi mente por placer, que
aquella visión era falsa e inexistente, como el lazo que unía nuestras vidas
alguna vez, que realmente estaba solo y aquella era otra, y que lo que yo
anhelaba tontamente era su compañía y no este sentimiento de derrota. Luego
ante tal golpe de imaginación mediado por la pérdida de cordura y lucidez, me
puse a pensar que será lo que dice aquel fantasma de mí:
«Al verlo andando por el prado,
con aquella mirada que denotaba su melancolía, viendo como lloraba mientras aun
no percibía mi presencia en la lejanía, vi perfecta la ocasión para mi silueta
mostrarle, darle datos y recuerdos que le incrementen su sentir, con lo cual
realicé mi acto y ante sus ojos perdidos me descubrí. Su mirada se fue a blanco
y se notó su confusión, lo vi dudar si realmente lo que veía era yo, así que le
mostré más allá de mi ser; mi presencia de falsedad y mi aura fantasmal, ya que
su tormento es mi placer, y yo no soy más que obra de su mente, no soy real,
aun así, me da por propio y con aquel sufrimiento he de disfrutar».
Me pareció que se burlaba con
dichas declaraciones, que su maldad era realmente grande y que yo no tenía
forma de luchar contra aquellas situaciones. Proseguí con el día, sin darle
muchas vueltas al asunto todo continuo sin esperar. Recibí una llamada sobre ir
a un lugar. Respondí que iría a cierta hora, pero entre todo preferí mi viaje
adelantar. Al salir de aquel recinto sin mucho caminar, tal vez con medida
casualidad, una figura nuevamente se me apareció, esta vez a menos de 3 metros
y con imprevista realidad; era ella, solo que realmente su persona y no la que
me hacia mi mente en ocasiones observar. Ahora, ante tal situación, hasta mi
fantasma tuvo impresión, lo cual me fue de perlas ya que no tuvo tiempo de
espantarme o tomarme desprevenido, fue todo fulminante, aquel ser murió de
infarto mientras yo estaba gratamente complacido de tenerla frente a mi luego
de semanas sin su verdadera imagen percibir. Nos saludamos y caminamos. Le
exprese a ella estas palabras, tanto mi perspectiva como la del ser fantasmal.
Ella no dijo mucho. Nos despedimos, nos abrazamos como si nunca más nos
volviéramos a ver, dijo que me cuidara y con ello no pude más que descubrir la
perdida de mi ser, hubo auras de una presencia que me molestaría sin razón,
ante la partida de ella el fantasma revivió.
Sentí la melancolía y mi propia falta de compañía...
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