El despertar de Liz Alejandra Muñoz Restrepo

Todo empezó con su fanatismo por los sueños lúcidos, en los que cada vez más lograba dominar completamente lo que soñaba, llegando al punto de poder ir a mundos paralelos o inventar sus propias historias. Todo iba muy tranquilo, hasta que en una ocasión empezó a sentirse observado. Aterrado por la situación, disminuye frecuentar ese mundo. Sin embargo, esto no evitó lo inevitable.

Se le acerca un ser muy parecido a una chica, pero no hace falta detallarla para notar que no es humana. Él corre, tiene miedo. Ella no lo persigue, pero se queda esperando que entre en razón. Cuando por fin está dispuesto a escuchar, se acerca nuevamente a ella y deja que hable. Esta le cuenta que Ellos no son más que creaciones de los seres humanos, solo son personajes que intercambian los papeles al antojo del soñante; hasta que finalmente se reemplazan por nuevos Ellos y son desechados para siempre en el olvido de la mente. Le comenta que ella no era consciente de nada, pero hubo dos situaciones que la hicieron estremecer. En la primera, era una actriz famosa que después de una lujosa gala, se cuestionaba su vida. Nunca había hecho algo diferente a lo que costumbraba, ¿Dónde habían quedado pues sus más grandes anhelos y deseos? En la segunda, era una abogada inigualable, reconocida por ser fiel a sus principios, cosa que le había hecho ganar todos sus juicios. No obstante, su más reciente caso, le hizo comprender que la justicia no era tan justa después de todo, y lo que llamaban “justicia” no era más que tener a alguien en quien recargar la culpa.

Ser consciente le dio una sensación que jamás había sentido. No supo darle nombre en ese momento. Lo que si tenía muy claro es que no era real, no era más que un personaje haciendo a otros personajes. ¿Quién era ella realmente? ¿Podía ser alguien? ¿Ser alguien significaba que podía vivir? Quería ser real, saber quién era ella, sentir sus propias emociones. Tener una identidad, inventarse.

Le cuenta todo aquello con la esperanza de que el joven le ayude, pues tiene la potestad de hacerlo, tener el control en sueños lo convierte en un portal, en una brecha entre los mundos. Él no entiende sus razones, después de todo, ella no sabía como era el mundo allí afuera, en lo que se estaba convirtiendo, lo difícil que era. O quizá solo era algo que él sentía, pues había hecho todo esto para refugiarse en sus sueños. Entonces ¿Quién era él para cohibirla? Nadie.

La vida es un regalo inesperado, cualquiera puede vivir, incluso siendo de otro mundo. Pero realmente se vive cuando aceptamos ese regalo y estamos dispuestos a abrirlo. La vida traspasa umbrales, aquel que vive no vuelve a ser el mismo. Y esto a su vez, fue una epifanía para él.