Un chico en su alcoba indignado
por el mundo en el que vive clama: “Dios, me decepcionaste ¿acaso es necesario
el despilfarro de sangre?, Dios ¿por qué no mueves las falanges?, el ego crece
cuando crece el poder ¡paradoja! Cuando la libertad crece también” (mira hacia
arriba esperando algún descenso).
- ¡Que atrevido! Escondida a
simple vista -dice una voz desde su corazón. – Todos creen que la grandeza se
encuentra arriba. ¡Tuerce tu cuello indecente! Más que tu cuello es tu mente,
apresurada busca ser más fuerte. ¡Tu moral es indecente! Es necesaria la muerte
para vivo tenerte, como los animales al alimentarte o la muerte de células
constante, esto no lo entiende la mente, llamándolo ‘’ciclo” o “contradicción”.
Repugna no entender una acción. Sus manos mancas no alcanzan la perfección, la
verdad es plana y ella una cima creó.
- Es demasiado para un solo
corazón, tengo que compartir tal revelación. - Así con incertidumbre y ansioso,
se dispuso en el centro de una plaza aledaña. – ¡La grandeza subyace paciente!
¡Oh! Clementes, vagabundos, nobles, oradores y persistentes ya bajaron su
cabeza así que puede que la encuentren, ¡a su trabajo caminan! - Clama mientras
lo rodean viandantes curiosos. – Ese hastío de los días oscurece la luz divina,
la búsqueda de la corona ha sembrado apatía ¡la cosecha se hizo baldía! Y
baldía se hizo vida subjetiva. ¿En qué escaños pretenden ir a la grandeza?
-Suena una voz con firmeza. – Ya luego se harán escaleras. – ¡Espera! El futuro
es negligencia, ansían el futuro como su paladar desea, el futuro lleva con
sigo consecuencias ¡corran a él! Para que mueran… neófilos, el futuro se aleja
y se acerca la muerte ¡inocentes! -Escucha de nuevo la voz proveniente de su
corazón. – Espera… ¡hipocresía se revela! Odiamos los dientes y amamos los
besos, ¡hipocresía! Somos moralistas y odiamos ser presos. Moralidad arpía, nos
enseñaron filantropía. Muchos no saben ni qué les inculcaron, la voz del
corazón se escucha alto. – La gente se percata de que ya el chico no mueve los
labios. – Lo digo con descaro, esclavos… ¡lo malo es muerte y lo bueno es vida!
¡Dios maldiga esas palabras hasta hacerse diablo! Lo malo es muerte y lo bueno
es vida, palabras falaces, vomitivas y repulsivas ¡no crean en sus mentiras! -
De repente el chico abre los ojos y nota que se encuentra en su alcoba.
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