El no miraba sus movimientos, ni
su juego, a simple vista muy básico, no suscitaba mayor interés, ella
participaba en la categoría mixta novatos, él se limitaba entonces, a observar
únicamente sus temibles ojos perfectamente oscuros, ella, no ajena a esas
abismales miradas, de sus hondos ojos, con asomos de irreverencia y presunción,
dejaba también escapar uno que otro vistazo. El torneo terminó asignando primer
lugar de la categoría maestros a él y dejando en último escaño de la categoría
novatos a ella. Con fría seguridad “la Dama” se acercó a éste “el Rey” le
felicitó insinuándole qué, si se dignase instruirla en el complejo juego, ella
se comprometía a ser la mejor alumna que hubiese tenido. Sin dudarlo siquiera
un segundo, acepta. Pactan encuentro para mañana mismo. Presume (piensa) que la
mujer no está interesada para nada en el juego sino en él. Pregunta sí le
molestaría la lección en su apartamento. Con fría seguridad ella no ve
problema. Al día siguiente, dando inicio a la primera instrucción, ella propone
agregarle un asomo de picante al juego, algo que le reste tanta solemnidad o
seriedad, nada de aprendizajes, que se trate más bien de un travieso reto. El
tipo se emociona y aun siendo un dogmático del juego, accede. ¿Cuál es la idea?
Pregunta el Rey. Por cada partida que alguno de los dos pierda, una prenda,
responde la decidida Dama. Sin alcanzar a creer lo que está escuchando, él
aprueba. Algunas partidas y, después de contar como atuendos de vestir cada uno
de los anillos, aretes, accesorios, el sombrero y demás ornamentos, Dama se
encuentra a dos prendas de quedar desnuda y antes de jugar la siguiente partida
propone aderezar algo más de malicia. ¿y luego que es lo que estás pensando ya?
Pregunta el Rey. Doble o nada responde Dama. ¿Qué quieres decir? -Si yo gano
usted me da 100 millones de pesos, no tiene que quitarse prenda, no me
interesa, pero, si pierdo, obviamente me quito las últimas dos prendas que
llevo. Hecho, contesta Rey (pan comido piensa) no se le pasa nunca por la
cabeza la idea de perder y en el caso que pase, tiene algún capital
considerable reservado en casa. Pero eso no va a pasar, después de ir ganando
todas las partidas, está convencido de ello. La Dama ajedrecista, desarrolla
magistral y asombrosa demostración de complejidad y categoría. Sin creer lo que
está ocurriendo, el Rey se dirige a su caja fuerte y saca algún dinero próximo
a la suma y algunos artículos de gran valor, todo lo que hay replica. La Dama
recibe la apuesta, se viste -abajo me está esperando mi novio dice halando la
puerta para salir, por último, mi estimado Rey, continúa, te cuento un secreto
que nadie acá parece conocer: me llamo Nadia Romanov, vengo de una ciudad al
norte de Rusia, allá me conocen como Ojos Negros o también Dama Blanca, 3 veces
campeona regional de ajedrez.
sábado, 1 de junio de 2024
Contragambito Rey de Carlos Andrés Cardona Molina
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